De Enseñanza 54
6 Hay cálices que todos tienen que beber, unos primero y otros después, para que todos lleguen a comprenderme y amarme. La miseria, la enfermedad, la calumnia, la deshonra, son cálices muy amargos que no solamente llegarán a los labios del pecador.
Recordad que el justo entre los justos en aquel Segundo Tiempo, apuró el cáliz más amargo que podáis concebir.
La obediencia, la humildad y el amor con que sea apurado el cáliz de dolor, harán más liviana la cruz y más pasajera la prueba.
9 Si para algunos ha sido esta vida excesivamente amarga y dolorosa, sabed que esta existencia no es la única, que es larga sólo en apariencia y que en el destino de cada criatura hay un arcano en el que sólo Yo puedo penetrar.