De Enseñanza 167
1 De muchos corazones se eleva hacia Dios esta pregunta: -Señor, ¿el dolor que aflige a este mundo se prolongará por siempre?- A lo cual el Maestro les contesta: No, mis hijos muy amados, vuestro dolor desaparecerá cuando lleguéis a encontrar el verdadero amor.
2 Aunque mucho se habla de amor en la Tierra, en realidad no existe entre vosotros. Hay quienes lo fingen, otros lo confunden con un sentimiento egoísta y otros con una baja pasión. Reina la falsedad en el corazón humano, impera la mentira, se finge amor, amistad, caridad. La mala hierba ha crecido y se ha extendido por doquiera, y sólo el fuego del dolor será el que llegue a exterminarla.
3 Ese fuego lo encenderán los hombres con sus guerras de ideas, credos, filosofías y ciencias; es la guerra que se está aproximando a grandes pasos. Ahí, en ese fuego que será encendido por sus propias ambiciones, pasiones y odios, encontrarán su purificación. Así lo han querido, así lo han exigido.
4 ¿Cómo va a ser posible que los hombres se amen los unos a los otros, si no han llegado a limpiar su corazón? Es menester una gran prueba en el mundo para que de ella salgan limpios, porque el dolor purifica.
5 También os digo: Los hombres deben creer en los hombres, tener fe y confianza unos en otros, porque debéis convenceros de que en la Tierra todos necesitáis de todos.
6 No creáis que me halaga cuando decís que tenéis fe en Mí y sé que dudáis de todo el mundo, porque lo que Yo espero de vosotros es que me améis a través del amor que prodiguéis a vuestros semejantes, perdonando a los que os ofenden, impartiendo caridad al más pobre, pequeño o débil, amando a vuestros hermanos sin distinción y poniendo en todas vuestras obras el mayor desinterés y verdad.
7 Aprended de Mí que jamás he dudado de vosotros, que tengo fe en vuestra salvación y confianza en que os levantaréis para alcanzar la verdadera vida.
8 Aunque en lo exterior haya mucha falsedad en las obras de los hombres, no hay uno en cuyo interior no exista una parte de verdad. Esa parte es la chispa de luz espiritual que lleva en sí, es mi presencia divina, destello que interiormente lo va iluminando. Yo haré que esa luz, que es mía, brille en cada corazón y que su reflejo se manifieste en cada una de vuestras obras.
9 Quiero que viváis en la verdad, y para ello es preciso que muera todo el mal. Los que estéis conscientes de la hora que se avecina, velad y orad desde hoy, anunciad como profetas a vuestros hermanos esa batalla, para que se preparen y no desesperen en los instantes de amargura durante la lucha que se avecina.
10 Estad convencidos de que todas las tierras fructificarán cuando estén preparadas; mi semilla está pronta a descender sobre ellas. Cada ser humano será una planta que florezca y dé frutos de amor, cumpliendo así con el destino de todo lo creado.
11 En el reino vegetal existen plantas parásitas, inútiles; no imitéis ese ejemplo.
12 ¿Sabéis por qué el Padre espera de vosotros únicamente frutos de amor? Porque la semilla de vida que puse en cada criatura, la simiente original, fue el amor.
13 Si a veces, como sucede en las plantas, os habéis secado aparentemente, si os habéis marchitado por momentos o habéis sentido la angustia de la sed, no es porque el agua de mi gracia os haya faltado.
Mi fuente de amor se ha desbordado eternamente sobre todo espíritu y sobre todo corazón cual riego de vida. Pero estas plantas humanas, dotadas de espíritu, poseen libre albedrío y a causa del mal uso de ese precioso don se alejan de aquella gracia divina, que es lo único que puede salvar y fortalecer al espíritu.
¡Cuán distintos sois de las plantas de la tierra que, siempre sumisas en su sitio, reciben cuanto venga de la caridad de Dios!
14 Todos creéis que habéis amado en vuestra vida, y Yo os digo: Ha habido quienes han amado verdaderamente, mientras que otros confunden las pasiones y el egoísmo con el amor.
15 La lección perfecta os la di a través de Jesús. Analizad mi paso por el mundo en cuanto hombre, desde el nacimiento hasta la muerte y tendréis explicado el amor en forma viva.
16 Yo no vengo a pediros que seáis iguales a Jesús, porque en Él hubo algo que vosotros no podéis alcanzar: Ser perfecto en cuanto hombre, ya que quien estuvo en Él fue el mismo Dios en forma limitada; pero sí os digo que debéis imitarle.
17 Mi Ley eterna os ha hablado siempre de ese amor. Os dije en los primeros tiempos: Amarás a Dios de todo corazón y espíritu, amarás a tu prójimo como a ti mismo.
18 Más tarde os di estas inspiraciones: Amad a vuestros hermanos como el Padre os ha amado, amaos los unos a los otros.
19 En este tiempo os he revelado que améis a Dios antes que a todo lo creado, que améis a Dios en todo lo existente y a lo existente en Dios, que practiquéis caridad y más caridad con vuestros hermanos para que veáis al Padre en todo su esplendor, porque la caridad es amor.