De Enseñanza 174
46 A veces formuláis en vuestro corazón esta pregunta: -¿Habré progresado espiritualmente o me encontraré estacionado?- Y Yo, el Maestro, digo a mis discípulos, que si han llegado a sentir el dolor de sus hermanos han dado un paso hacia adelante, que si han sabido perdonar a los que les hayan ofendido gravemente han dado un paso más, y que si su corazón ha llegado a identificarse con todos los hombres sin distinción de razas o clases, han alcanzado bastante en el sendero de la evolución espiritual.
47 Y, ¿cuál ha sido el móvil de esos sentimientos y actos? El amor que mi Ley ha sabido inspiraros.
Sólo el amor podrá enseñaros mi Doctrina, porque de él se derivan todas las virtudes. Es en vano que los hombres traten de encontrar solución a sus problemas por otros medios; inútilmente querrán establecer la paz en el mundo, si ella no está cimentada en el amor de los unos hacia los otros.
48 Sin embargo, veo que mi Doctrina es vista aún con indiferencia y a veces hasta con burla por quienes sólo ven la vida a través de los sentimientos que les inspira un corazón materializado y egoísta.
Mas Yo os digo que hasta llegarán a convencerse de que sólo una moral elevada, un conocimiento claro y una razón justa serán las que puedan llegar a salvar a la Humanidad del abismo en que ha caído.
Y esa moral elevada la puede dar únicamente la espiritualidad que vengo enseñándoos; esa limpidez de vuestras obras ante la luz de la conciencia y esa justicia para razonar, las encontraréis sólo en mi palabra, porque Yo no vengo hablando de imposibles, ni vengo a enseñaros sólo fantasías; mi Doctrina se basa en la realidad, en la verdad.
49 Imposibles son los que ha tratado de realizar el hombre a través de medios que no os ha aconsejado mi Ley de amor y de justicia; y si Yo le he permitido que obre con libertad, es para que experimente por sí mismo, aun cuando siempre ha tenido mi Ley presente en su conciencia.
50 Si el corazón de los hombres no se hubiese endurecido tanto, el dolor de la guerra hubiera bastado para hacerles reflexionar sobre sus errores y hubieran vuelto al camino de la luz; pero aún tienen el recuerdo amargo de aquellas matanzas humanas y ya se están preparando para una nueva guerra.
51 ¿Cómo podréis concebir que Yo, el Padre, el amor divino, sea capaz de castigaros con guerras? ¿Creéis que quien os ama con amor perfecto y desea que os améis los unos a los otros, pueda inspiraros el crimen, el fratricidio, la muerte, la venganza y la destrucción? ¿No comprendéis que todo ello se debe al materialismo que ha acumulado la Humanidad en su corazón?
52 Los hombres se han alejado de la senda que les marca su conciencia, han perdido la razón, se han apartado del sendero de la moral y de los buenos sentimientos. No han querido detenerse a tiempo, no han meditado y van hacia el fondo del abismo que han labrado, al encuentro de las tinieblas.
Sin embargo, mi amor les ha perdonado sus faltas y mi luz ha tratado de detenerles, mostrándoles que van por un camino equivocado; pero mi Ley respeta el libre albedrío de que les he dotado, aunque mi justicia les dejará que recojan el fruto de lo que van sembrando en su vida.
53 Y cuando parezca que todo ha terminado para el hombre y que la muerte es la que ha vencido o que el mal es el que ha triunfado, de las tinieblas surgirán los seres a la luz; de la muerte resucitarán a la verdadera vida y del abismo del mal se levantarán a practicar la Ley eterna de Dios.
54 No todos conocerán el abismo, porque así como unos han procurado permanecer aislados de esa guerra de pasiones, de ambiciones, de odios y han vivido en las afueras de la nueva Sodoma, otros, que sí habían pecado mucho, sabrán detenerse a tiempo, y con su arrepentimiento oportuno y su completa regeneración evitarán muchas lágrimas y mucho dolor.
55 Los que estáis escuchándome, no alimentéis ni contribuyáis en forma alguna a esas guerras; perseverad en mi camino para que vuestra vida y vuestras palabras, así como vuestras obras, sirvan para que muchos corazones se detengan a tiempo en su vertiginosa carrera, para que experimenten mi paz y se libren de tener que beber ese cáliz de amargura.